sábado, 30 de marzo de 2013

UN MUNDO CANNÁBICO. A WORLD CANNABIS.


UN MUNDO CANNÁBICO El propósito del siguiente texto es informar a los consumidores sobre el tipo de legislación que existe en otros países. No se pretende animar a nadie a que vulnere las leyes del estado que visita, sino informar sobre las consecuencias que puede tener fumarse un canuto y que cada cual obre según crea más conveniente. Por supuesto, en el caso aquellos países con legislaciones duras, recomendamos a quien lea este texto que extreme las medidas de prudencia. Como norma general, vale el dicho castellano de “donde fueres haz lo que vieres”. Es decir, antes de liarte un peta mira a ver lo que hacen los que están alrededor, y fíjate si hay más gente que fume. Ante la duda, es mejor quedarse sin fumarse un porro que tener un serio problema legal que dé con nuestros huesos en una celda. En la legislación, no nos hemos fijado en las penas por tráfico, sino que se examinan las leyes para los supuestos de posesión (entendida como tenencia para uso personal) y consumo.  

Alemania A falta de una legislación más permisiva, la costumbre de detener a los consumidores está en desuso entre policías y jueces. En algunas ciudades (Colonia, Hamburgo, Berlín...) hay barrios o centros ocupas en los que el hachís se vende descaradamente, al igual que sucede en el famoso barrio de Cristiania, en Copenhague (Dinamarca).   

Argentina No sólo está prohibidísimo fumar, sino que tampoco se puede hablar del cannabis de modo imparcial, porque podemos tener problemas. El consumo y las posesión, siguiendo el modelo estadounidense, llevan penas de arresto. 
  
Bélgica El Reino de Bélgica despenalizó el consumo y la posesión de pequeñas cantidades de cannabis en el año 2001. Tampoco existen sanciones administrativas, como en España. El consumo en la calle y espacios públicos sí que está multado.  

Brasil Al igual que en todo el Cono Sur, la ley sanciona con penas de arresto la posesión de pequeñas cantidades, así como el consumo en lugares públicos. Como ocurre en Argentina, su policía es corrupta (la coca mueve millones en esos países), tiende a emplearse con violencia y tiene muy mala leche con los mariguanos (fumetas en brasileño).  

Chile Cárcel por consumo y posesión. Dentro de las legislaciones restrictivas del Cono Sur, Chile se lleva la palma, algo que tampoco extraña, dado que es el país más religioso y tradicionalista de toda esa región (para que os hagáis una idea, el divorcio no está contemplado por las leyes).
   
China Al igual que en todo el Extremo Oriente, en China los castigos por tenencia de drogas para uso personal son durísimos. Según un reciente informe, el 90% de las condenas se dan por cantidades no superiores a los 10 gramos de la sustancia prohibida. La posesión de más de 50 gramos puede llevar a la condena a muerte en un país que ejecuta a más de 3000 presos al año.   

Estados Unidos El país occidental más duro con los fumetas el también el país con mayor número de consumidores y el primer productor mundial de marihuana para abastecer su gigantesca demanda interna. Como te pillen con un miserable porro te vas a la cárcel unos días. Si te cogen con más, mucho cuidado. Las penas por tener cantidades más o menos importantes (50-100 gramos) pueden subir a algunos años de cárcel sin posibilidad de reducción de condena. Esta feroz política contra los consumidores de cannabis, además de desproporcionada no cuenta con ninguna oposición en la sociedad (salvo de las asociaciones de consumidores, claro). Las drogas son un tema tabú si no se va a hablar para condenar su uso y demonizar a los consumidores. Los principales medios de comunicación respaldan sin críticas estas políticas y el debate brilla por su ausencia (por ejemplo, las cadenas de televisión insertan tramas antidroga en las series en virtud de acuerdos firmados con el gobierno).   

Egipto En el Valle del Nilo el cannabis está socialmente aceptado desde hace milenios. Es relativamente fácil de encontrar en los cafés de las grandes ciudades (especialmente en El Cairo y Alejandría) y en zonas rurales, principalmente del Delta del Nilo. Es un hachís distinto al marroquí, para fumar en cachimba mezclado con tabaco, pero que también tiene su gracia. Si la policía te coge con algo y no es una cantidad muy cantosa, la cosa se arreglará con una propina (o siendo turista, igual ni eso). Eso sí, como te pillen con una buena cantidad encima, conocerás las cárceles egipcias. De todas formas, como en la mayoría de países en vías de desarrollo (Turquía, Marruecos, México...) es muy difícil que la policía registre así como así las maletas de turistas occidentales (al menos en las zonas más turísticas).   

Francia Teóricamente la posesión de pequeñas cantidades y el consumo se pena con meses de prisión y se producen unos 800 arrestos de consumidores al año. Sin embargo, cada vez más frecuentemente, los jueces y los fiscales se niegan a seguir adelante con procesos abiertos en consumidores. Cuidado porque, en virtud de la Ley 630, que prohibe la apología de las drogas (además de difundir información), llevar una simple camiseta con una hoja de marihuana puede suponernos algún que otro contratiempo con la justicia. Según testimonios recientes, la actitud de la policía ha cambiado y los propios agentes hacen la vista gorda ante la posesión de cantidades pequeñas, haciendo más seguros los viajes de los fumetas. Pero ojo, esto no se aplica en los trenes que vienen de Ámsterdam ni en las autopistas que conectan Francia con Bélgica y los Países Bajos, rutas en las que habrá que tener especial precaución.   

Finlandia La posesión y el consumo se condenan penalmente, aunque se puede evitar ir a la cárcel acudiendo a terapia de desintoxicación. 
  
Gran Bretaña En julio de 2002 se ha aprobado la descatalogación del cannabis como droga tipo B a tipo C (más inofensiva). A partir de mediados de 2003 no se penalizará a los consumidores, ni administrativa ni penalmente (hasta ahora eran detenidos y enjuiciados). En el caso de que se esté consumiendo en algún lugar “sensible” (cerca de colegios, etc.), la policía podría confiscar la china sin mayores consecuencias. Aunque los políticos tienen un año para preparar la ley, de momento no se plantean permitir cofee-shops, aunque los grupos por-legalización presionan por ese lado. Como curiosidad, añadir que por 15 euros, no conseguirás comprar más de un par de gramos, cosas de los países ricos.  

Grecia La situación no está clara y la represión de las autoridades contra los consumidores ha sido muy dura en el pasado. Ahora mismo, con la ley en la mano, te podrían llevar ante el juez por un porro o llevar una piedra encima. Sin embargo, esto no es, ni mucho menos, la práctica habitual. Salvo que sean cantidades escandalosas, la policía tiende a ser comprensiva, aunque la precaución nunca está de más.   

Holanda Desde hace 25 años en los Países Bajos se permite el consumo y la compra de pequeñas cantidades en los famosos coffee-shops. Gracias al sistema de coffee-shops, las autoridades holandesas han logrado separar totalmente los mercados de las drogas duras y las blandas. Las cifras hablan por sí mismas: en el país de los tulipanes hay un tercio menos de heroinómanos que en España y la mitad de consumidores de cannabis (en ratio por 1.000 habitantes). También es el país europeo con menor tasa de contagio de VIH y otras enfermedades venéreas entre heroinómanos. Sin embargo la legislación holandesa tiene aún un par de puntos negros, uno es que el cultivo no está legalizado y el otro son las fuertes multas que se pueden imponer a quien consuma cannabis en la vía pública. Otro efecto positivo de la legislación holandesa son los millones de turistas que se acercan a conocer los coffee-shops cada año.   

India En las regiones en las que el cannabis (en el norte del país, hacia el Himalaya) está socialmente normalizado, ningún problema. Si te pilla un madero en estas zonas, la cosa se arregla con una propina en dólares. Sin embargo, allí donde el cannabis no está aceptado, te pueden enmarronar, y la pena por fumarte un simple porro o llevar una china puede costar de 5 a 10 años de cárcel.  

Italia Tras décadas de dura represión el consumo, así como la tenencia de pequeñas cantidades, se sancionan administrativamente, según un modelo bastante reciente que se ha inspirado en el español.
   
Jamaica En la isla de Bob Marley el cannabis está socialmente aceptado desde hace siglos, lo que equivale a una legalización de facto (aunque las autoridades del país tienen que hacer la parodia de que luchan contra los cultivos para que el emperador de Washington no les ponga en la lista negra de los que no colaboran). Lo más difícil es que, siendo un turista europeo, se pueda conseguir a precios competitivos maría de primera calidad. Los isleños se reservan lo mejor de la cosecha para sus propios pulmones.   

Kenia Aparte de sus famosos safaris y parques naturales, el aeropuerto de su capital, Nairobi, es una escala frecuente en los vuelos que unen Europa con la India y el sudeste asiático. Fumarse un porrito en la parada para hacer más llevadera la espera es muy mala idea. Penas de 10 años de cárcel por consumo y tenencia.   

Luxemburgo Al igual que Bélgica, esta pequeña nación ha despenalizado el consumo y la posesión de pequeñas cantidades para uso personal. Hasta donde sabemos, no se ponen multas, si bien es mucho mejor no fumar en la calle.   

Mali Hace milenios que la yerba es conocida y querida por los habitantes de este país. En general las autoridades hacen la vista gorda y si hay algún problema se puede resolver mediante un soborno.   

Marruecos Técnicamente la posesión de pequeñas cantidades no está castigada. Sin embargo, si un policía te encuentra algo, es más que probable que tengas que soltarle una buena propina. Tranquilo, es la norma del país. Si te cogen con cantidades importantes cuidado. El tráfico a pequeña escala se castiga con penas de entre dos y diez años de cárcel. A gran escala, de 10 a 20 años. Como curiosidad, añadiremos que el hachís es tan abundante en el Rif como escaso y valorado en el sur del país. De todos modos, cuidado cuando os mováis en coche. 
  
México Una bolsita de marihuana de unos 5 gramos puede valer alrededor de 2,50€. Técnicamente, la ley no pena a quien se le coja con alguna droga ilegal para uso propio, siempre y cuando sea la primera vez. Pero si te coge la policía el tema se solucionará con la habitual mordida (como llaman los mexicanos al soborno o propina), en cualquier caso es mejor que enfangarse en un kafkiano proceso donde todos van a querer sacarte algo (es exactamente el mismo caso que el de Marruecos).   

Noruega Como el resto de los países nórdicos, Noruega no es especialmente tolerante con los consumidores de cannabis. Penas de arresto que se pueden evitar acudiendo a un centro de desintoxicación.
   
Pakistán A pesar de que esté prohibido, la tenencia de pequeñas cantidades no acarrea mayores problemas (si no se va por ahí fumando en cualquier sitio). Al igual que en la vecina India, en las regiones en las que se cultiva el cannabis no hay mayor problemas para el visitante que el de elegir el material de mejor calidad y regatear con el vendedor. La heroína causa estragos en algunas partes del país, como es el caso de su principal puerto, Karachi, por lo que las autoridades tienen que preocuparse de problemas más importantes que el del cannabis.   

Portugal Nuestro vecino inició una reforma de sus leyes sobre el cannabis basada en el modelo español que ha despenalizado, además del cannabis, la posesión de pequeñas cantidades de sustancias como el éxtasis o la cocaína. En el caso concreto de los canutos, la piedra que se permite llevar encima debe ser de 10 gramos como máximo, aunque la gardinha (equivalente luso de nuestra pintoresca Guardia Civil) tampoco se mosqueará mucho si hay algo más (ellos son los primeros que dan por hecho que lo de los 10 gramos no se cumple al pie de la letra). Sed cuidadosos a la hora de fumar en espacios públicos en pueblos de las zonas del interior, donde no son tan permisivos como en zonas de costa como el Algarbe, o en ciudades como Oporto o Lisboa, donde no es raro ver a alguien fumando. Los inmigrantes procedentes de África (angoleños y mozambiqueños, principalmente) manejan buen hachís a precios competitivos en algunas zonas de las grandes ciudades como en el Bairro Alto lisboeta.   

Rusia (y repúblicas ex soviéticas) En ciudades como Moscú o San Petersburgo no es difícil encontrar cannabis (una de las palabras que usan los rusos para nombrarlo se pronuncia plan). Al país llega hachís de Afganistán y sobre todo, marihuana autóctona, que crece silvestre en muchas regiones de las estepas deshabitadas de Siberia y que se cultiva en la Rusia europea desde el Neolítico. Eso sí, mejor que no te pille la policía: además de ir a una celda, corres el riesgo de sufrir los malos tratos que han hecho tristemente célebres a las fuerzas de seguridad rusas. A pesar de todo, esta planta no es una de las prioridades de los responsables de la lucha antidroga, dado que el éxtasis y las drogas de síntesis arrasan entre los jóvenes y que la heroína ha alcanzado a mucha gente en las antiguas ciudades industriales soviéticas, con el consiguiente problema de la extensión del VIH. El tema de las drogas es casi tabú en la sociedad rusa y en sus medios de comunicación. En el Asia Central (Tadjikistán, Uzbekistán, Kazajstán, etc.) y en países como Ucrania o Georgia la situación es parecida, aunque el paquete que te puede caer es mayor. También las policías de estos países son fácilmente corrompibles si hay algún problema (no como la policía rusa, que es de lo poco que siguió funcionando bien tras el fin de la URSS en 1991).   

Senegal En Senegal hay también marihuana (igual que en casi todos países del África Subsahariana). Su consumo está socialmente aceptado y relativamente tolerado por las autoridades. Para cualquier problema, las propinas a la policía ayudan como en otros muchos países.
   
Suecia Tiene el dudoso honor de ser el país de la UE con la legislación más dura en materia de drogas. Allí se puede dar la situación de que la policía obligue a un ciudadano a que se haga un análisis de sangre en una comisaría para comprobar si ha consumido o no cannabis. Para que os hagáis una idea, ni siquiera el alcohol es bien tolerado: incluso los borrachos son detenidos en las calles por la policía y obligados a pasar la borrachera en comisaría.   

Suiza Mientras en el Parlamento se debate una ley federal que autorice la posesión de pequeñas cantidades de cannabis para su consumo, en unos estados de manera oficial, y en el resto de hecho, unos 200 locales dispensan marihuana, técnicamente sólo a ciudadanos suizos, aunque no son muy exigentes con la documentación (basta un abono de tren para que certifiquen que eres residente). Allí, el cultivo y consumo de cannabis está normalizado socialmente desde hace siglos, pero ahora se salvaguardarán por escrito los derechos de los cultivadores. Legalizar la tenencia es un primer paso, tal y como ha reconocido el gobierno suizo, y posteriormente la legislación se completará con normas relativas al consumo y a la compra-venta de cannabis. Desde que se ha promovido la normalización, el turismo a aumentado en los verdes valles suizos y en las estaciones de esquí, antes reservadas a las élites europeas, en las que cada vez se dejan ver más aficionados al snowboard procedentes de todas las partes del mundo.   

Turquía Es relativamente fácil encontrar cannabis en los cafés de las grandes ciudades (Estambul, Ankara) y en ciudades costeras como Izmir o Antalya (que son centros vacacionales para los propios turcos). Más que producción nacional, es hachís procedente de Líbano o Afganistán. Si te coge la policía, ya sabes, soborno al canto (y mejor      que no te cojan con una cantidad importante). Se suele fumar en pipas de agua con buen tabaco turco. 

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